La película The Artist ha dado mucho de qué hablar, pero averigüemos cuál fue
la evolución para que una producción independiente de los estudios de cines, también conocidos como majors, lograse tener tal
fama en el siglo XXI.
Desde 1890 Thomas Edison poseía la mayor parte
de las patentes del cine. Edison veía que el cine mudo ganaba gran valor al ser
una fuente importante de esparcimiento, ya que Estados Unidos era un país de
inmigrantes en el que tanto la prensa, los libros, el teatro, etc., estaban vedados
por la barrera idiomática. Edison logró en 1908 tomar el control de los
derechos sobre la explotación cinematográfica instituyendo el trust Motion Picture Patents Company (MPPC) que unía a los grandes productores de la época.
Como consecuencia, los productores independientes huían de la política agresiva
desde Nueva York y la costa este al oeste, sobre todo en Hollywood encontraron
condiciones ideales.
El MPPC falló porque los estudios
independientes ganaron suficiente importancia para romper con el trust y fue en
1915 cuando finalmente la corte suprema de Estados Unidos abolió la patente.
Pero la mayor parte de los estudios que fueron a Hollywood (Fox,
Universal, Paramount) miraban el cine más como un negocio que como
un arte. Lucharon entre sí, y a veces, para competir mejor, se fusionaron: así
nacieron 20th Century
Fox (de la antigua
Fox) y Metro-Goldwyn-Mayer (unión de los estudios de Samuel
Goldwyn con Louis B. Mayer). Estos estudios buscaron
controlar íntegramente la producción fílmica. Así, no sólo financiaban las películas,
sino que controlaban los medios de
distribución, a través de cadenas de salas destinadas a exhibir nada más que
sus propias películas. También contrataron a directores
y actores
como si fueran meros empleados a sueldo, bajo contratos leoninos; fue incluso
común la práctica de prestarse directores y actores entre sí, sin que ni unos
ni otros tuvieran nada que decir al respecto, atados como estaban por sus
contratos. Esto marcó la aparición del star-system,
el sistema de estrellas, en el cual las estrellas del cine eran promocionadas
en serie, igual que cualquier otro producto comercial. Sólo Charles
Chaplin, Douglas Fairbanks y Mary Pickford
se rebelaron contra esto, pudiendo hacerlo por su gran éxito comercial, y la
salida que encontraron fue sólo crear un nuevo estudio para ellos solos: United Artists. Se habla así, de la producción hollywoodense entre las décadas de
1910 y 1950, como de cine de
productor, donde contaba más el peso del productor
que conseguía el financiamiento, que el director encargado de plasmar una
visión artística.[1]
Directores
conocidos que querían trabajar
independentemente sin influencia de otros fueron Orson Welles, Samuel Fuller y Nicholas Ray, a quienes les tocó recurrir a menudo
a ayuda financiera de Europa, ya que
Hollywood no les apoyaba.
En 1945
encontramos a los primeros pioneros del movimiento independiente con las películas Underground de Maya Deren, Kenneth Anger o Jack Smith, que nos muestran un carácter
experimental además de ser atribuidos a la contracultura.
Sin embargo, el
padre de la película independiente moderna es John Cassavetes (1929-1989) ya
que en los años 70 tuvo una gran
influencia, sobre todo por su manera de trabajar.
Tras los éxitos
de los estudios hollywoodenses como Rocky,
El tiburón blanco... y con ayuda de Blockbustern,
Continucaiones etc. se volvían a sentir seguros y comenzaron a producir
cine que estaba dirigido al éxito comercial. El New-Hollywood-Cine vivió en cambio una decadencia, consecuencia de
películas como Raging Bull y Heaven’s Gate que declaró la quiebra de United Artists.
El término cine independiente nació no antes de
1980, cuando una generación de directores jóvenes empezó a crear películas
fuera del estudio exponiendo temas autónomos y provocando así reacciones
contrarias. Ejemplos son John Sayles, Jim Jarmusch y Spike Lees.
Un paso revolucionario fue la película de Steven Sonderbeghs Sey, Lies and Videotapes de 1989 que mostró cómo se pueden fabricar y definir las películas independientes. Además ganó el festival Sundance Film Festivals.
Un paso revolucionario fue la película de Steven Sonderbeghs Sey, Lies and Videotapes de 1989 que mostró cómo se pueden fabricar y definir las películas independientes. Además ganó el festival Sundance Film Festivals.
Tras estos éxitos
se inspiraron otros directores, como Roberto Rodríguez, con El Mariachi y, más tarde, Quentin
Tarantino con Reservoir Dogs (1992), hasta que logró el éxito mundial con Pulp Fiction (1994). Tras despertar el
interés de otros estudios, gracias al éxito de las películas de Miramax, nació el
nuevo género Indiewood, que está en
la margen entre Mainstream y Sub- o Contracultura y así empezaron estudios de
Hollywood a comprar producciones independientes a principio de los años 90 –fue
entonces cuando Walt Disney compró a Miramax. Otros que no estaban de acuerdo
dejaron “Miramax” para fundar nuevos estudios, como en 2005 The Weinstein
Company. Vemos pues, que el margen entre Hollywood y las películas alternativas
disminuye cada vez más, además de la dificultad que aumenta para las películas indies tras el “boom” de Miramax.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj56JAC-dvv5HAA8cKZN_IryxaySZr__xquTyvGoN11O4ijfJgzKIdtMoxVk_zmL5XHFxD2W87vDlls0QBcJmMFOe7qQn-s-1Pw2xyMo53rUZitwS5ToX9a4o176EuyMiSkcMVcn1PoXM/s320/lost+1.jpg)
Es interesante
que con la llegada de la cámara digital y de los sistemas de corte ha aumentado
el interés de grabar, ya que no se depende tanto del dinero (Tarnation fue supuestamente
realizado con 500 dólares y cortado en un Mac).
En consecuencia podemos decir, que llamamos películas
independientes a todas las películas que intentan llevar a cabo ideas creativas
con poco dinero e independiente del país del que se proviene y del financiero
que está detrás de la producción
Marlene Michaelis
Marlene Michaelis
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